domingo, 16 de mayo de 2010

¡Saludos, omnipoder!






ESTUDIANTES EN ACCIÓN REPRODUCE ESTE EDITORIAL BAJO AUTORIZACIÓN EXPRESA DE SU AUTOR.



Por: Rubén Darío Buitrón.

Mi madre, preocupada, me llamó ayer, sábado, para contarme que el omnipoder me ha dedicado cinco minutos de su valioso tiempo (pagado por nosotros) en el enlace semanal de tres horas que yo hace rato dejé de escuchar.

Mi madre tiene miedo. Dice que ahora estoy en la mira del omnipoder (bueno, ella lo llama de una forma más simple) y que, por favor, me cuide, que el omnipoder es capaz de todo ahora que lo controla todo.

Después me envían correos y mensajes SMS cuatro colegas periodistas. Están indignados con lo que han visto y escuchado del omnipoder en mi contra. Uno me recomienda que le responda públicamente a sus calificativos de “ignorante”, “mala fe”, “persona lleno de odio”, “cómo va a ser independiente un periodista que no reconoce las grandes obras de la Revolución Ciudadana”. Otro me dice que ya debería “pararle el carro”.

Yo les respondo que no voy a caer en su juego. Que diga lo que diga el omnipoder, soy periodista independiente (independiente del omnipoder, por ejemplo, entre otras independencias) y que, por tanto, mi rol en la sociedad no es convertirme ni en héroe ni en mártir.

Que el omnipoder piense lo que quiera de mí. No me importa. Lo que para un periodista como yo es trascendente y relevante es que la gente pueda ser un poco mejor gracias a mi trabajo cotidiano. Si no es así, estaría atentando contra la esencia de mi oficio.

Pensándolo bien, no sé por qué el omnipoder ha tenido la amabilidad de tomarme en cuenta y convertirme en estrella. No creo que yo sea tan importante ni que mi palabra sea tan decisiva como para que el enlace semanal dedique cinco minutos a atacarme, incluso a pretender descalificarme ironizando con mi apellido.

No creo que mi palabra tenga las dimensiones (más desacertadas que acertadas) de la de Jorge Ortiz, Carlos Vera, Alfonso Espinosa, Alfredo Pinoargote o Emilio Palacio.

No estoy dispuesto, además, a subir al ring y responderle en los mismos términos. Si es eso lo que pretende el omnipoder, ya que la muletilla contra Ortiz y contra Palacio supongo ha empezado a cansar a sus fanáticos, yo no le haré el juego y no escribiré nada sobre la agresión.

¿Y ahora qué harás?, me preguntan mi madre y mis colegas
Yo respondo como decían en la vieja Roma: “¡Ave, César!, los que vamos a morir te saludamos”.

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