Manuel Toro
ESMERALDAS
Decenas de personas que se movilizaban entre Esmeraldas y Santo Domingo realizaron trasbordos en el sitio del deslave.
Más de 25.000 toneladas de tierra impidieron ayer el tránsito vehicular en la carretera Esmeraldas-Santo Domingo de los Tsáchilas, de 170 kilómetros.
Según técnicos de la compañía Herdoíza Crespo, quienes trabajan en el lugar, indicaron que les tomará entre dos y tres días desalojar el material y habilitar un carril de la vía si el clima lo permite.
La parte lateral de un cerro se deslizó y cortó la carretera en un tramo de 200 metros, a la altura del recinto Tahígüe, a 35 kilómetros de la ciudad de Esmeraldas, por lo que la vía quedó bajo miles de metros cúbicos de tierra.
Un campesino que habita cerca del lugar indicó que no escuchó el ruido de ningún vehículo en el momento que el cerro cedió, aunque no se ha descartado la posibilidad de que algún carro esté atrapado.
Rodrigo Almeida, encargado de los trabajos, explicó que el proceso de desalojo de la tierra será lento porque el cerro se encuentra inestable y puede provocar nuevos deslizamientos.
“Estamos trabajando con todo el equipo que disponemos en el tramo, el trabajo es difícil, no podemos abrir una variante y existe el peligro de que ocurra un nuevo deslave si sigue lloviendo”, señaló el técnico.
El deslizamiento del cerro ocurrió a la 01:30 de ayer. Ismael Angulo, habitante del lugar, manifestó que estaba despierto cuando sintió un fuerte temblor. “Me asusté, empezó a temblar la tierra y luego vino un ruido, como un volcán en erupción”, agregó.
El campesino teme por su vida, pues el alud se detuvo a menos de un metro de la pared trasera de su vivienda. “Yo no quiero regresar a mi casa, no tengo adónde ir, el cerro se sigue moviendo”, comentó.
Darío Mera, trabajador de la fundación Maquita Cushunchic, circulaba por el sector en una camioneta y señaló que nunca antes había observado un derrumbe de esa magnitud en una carretera esmeraldeña.
Mera tuvo que subir sobre la montaña de lodo y piedras para hacer transbordo y lograr llegar a Esmeraldas.
Norman Angulo, de 50 años, es el propietario del predio donde se produjo la avalancha. El campesino, que calzaba botas y portaba un machete entre sus manos, renegó de lo ocurrido y manifestó que en menos de un minuto perdió siete años de arduo trabajo.
Agregó que el predio es de 4 hectáreas. “Yo lo había sembrado con cacao, naranja y aguacate, estaba a punto de iniciar la cosecha cuando ocurrió el deslave”, lamentó.
Angulo indicó que él se encontraba dormido cuando ocurrió el hecho y que no puede asegurar si en el momento en que hubo la avalancha algún vehículo circulaba por el lugar.
En lo alto del cerro están dos torres del Sistema Nacional Interconectado que abastecen de energía eléctrica a la ciudad de Esmeraldas, las que están en riesgo de desplomarse.
Técnicos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas aseguraron que están habilitadas las carreteras alternas para salir o entrar a Esmeraldas.
Para viajar a la sierra recomendaron usar la carretera Ibarra-San Lorenzo y para la costa utilizar la vía a Pedernales (Manabí).
El viaje desde Esmeraldas a Quito que antes se demoraba seis horas ahora dura ocho y desde Esmeraldas a Guayaquil aumentó de ocho a once. Las empresas aumentaron un dólar al valor del boleto.
El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) en una reunión de ayer resolvió solicitar al Presidente de la República la extensión del estado de excepción para la provincia.
El Presidente decretó a Esmeraldas en emergencia el pasado 26 de febrero por un lapso de dos meses, que concluyeron el pasado 26 de abril.
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